martes, 26 de agosto de 2008

Las fases en la vida del perro

En el transcurso de tiempo que media desde que el perro es cachorro hasta que se hace adulto, el Husky pasa por algunas fases caracterizadas por sus peculiares necesidades y exigencias.



El cachorro- Durante las primeras 14 semanas, y quizá hasta las 16, hay períodos específicos en los que el cerebro es sensible a determinadas experiencias. Según la particular idiosincrasia del perro, tanto las experiencias positivas como las negativas pueden afectarle a lo largo de su vida. Si se pierden buenas ocasiones para su adiestramiento, es posible que sólo se puedan recuperar con dificultad o que incluso nunca vuelvan a producirse.

En las primeras dos semanas el cachorro está ciego, sordo e incluso desamparado. En esta etapa depende totalmente de su madre y, sin embargo, ya se dan procesos importantes que contribuyen a un desarrollo sano.


Desde la tercera semana hasta la octava fija quiénes son sus congéneres. En un sentido amplio, el ser humano también entra a formar parte de sus congéneres y es extremadamente importante que el cachorro tenga experiencias positivas con distintas personas.

Asimismo, fundamental para su desarrollo sano son las experiencias que le vienen de su entorno; así, por ejemplo, las «aventuras» que puede experimentar en el campo.

El criador es, pues, quien asume en un primer momento la responsabilidad de que los cachorros comiencen bien la vida. Desde la novena semana hasta aproximadamente la decimocuarta el cachorro aprende, jugando con otros perros-congéneres de su misma especie y edad similar, el comportamiento social. Su curiosidad aumenta al ritmo de su desarrollo corporal.



El perro que se destine en el futuro al deporte se le puede dejar, hasta el final de este período, en compañía de su madre y de sus otros hermanos para que aprenda este comportamiento social. Sin embargo, un Husky destinado a ser el perro de la familia se le debería llevar a su nuevo hogar, lo más tardar, a las diez semanas de su nacimiento. Al ser el perro aún pequeño, se tiene la oportunidad de acostumbrarle a su futuro entorno familiar.

La familiarización incluye, además del contacto con distintas personas, la convi¬vencia con otros perros (por ejemplo, cursillos de adiestramiento en el juego; véase más adelante) y la habituación a cosas cotidianas como el tráfico, aglomeraciones de gente, escaleras, ruidos, viajar en coche, etcétera. En esta época el cachorro aprende las primeras órdenes y las reglas básicas de la convivencia con el ser humano.

En ningún caso se puede exigir ahora demasiado al cachorro. A esta edad, un Husky es ya un «verdadero» perro y quiere que se le trate en consecuencia. Si su cachorro lleva ya unos días familiarizándose con el entorno, debería asistir a unos cursillos de adiestramiento donde aprenda a jugar y forje su carácter en el juego. El objetivo de estos cursos es encauzar convenientemente el comportamiento del cachorro frente a sus congéneres y los seres humanos, para adiestrarlo en la fase de socialización. Al mismo tiempo, además de procurarle seguridad frente al entorno, se persigue lograr la autoconfianza del cachorro.

El entrenamiento de los primeros ejercicios de obediencia se realiza jugando. De este modo, el propietario aprende mucho acerca del trato que debe tener para con su perro. Un grupo de cachorros lo formarán seis perros, como mucho ocho, de similares edad y talla. Lo más importante de esta etapa es jugar y explorar juntos, dejando a un lado los ejercicios de obediencia. Si está interesado en este aspecto, pida información al veterinario de su perro o en las asociaciones caninas locales.


Las fases en la vida del perro husky


El perro joven- Entre el tercer y el cuarto mes terminan las fases que forjan el carácter del perro, y todas las experiencias se guardan en su cerebro. A menudo, durante el quinto mes se desarrolla una etapa de rebeldía más o menos acentuada.


En esta fase, el perro joven prueba su capacidad para ser líder de la «manada»: no obedece tan bien como antes y no respeta ciertas prohibiciones que aceptaba habitualmente.


En el tiempo que media del sexto al duodécimo mes, se da la etapa de la pubertad que, a veces, se acom¬paña de otra etapa de rebeldía. Las perras entran, por primera vez, en celo. Los perros, por su parte, levantan una de sus patas traseras y marcan su territorio con orina. Lo más importante en el adiestramiento es la constancia, ya que el Husky se aprovecha en seguida de los «puntos débiles» de sus propietarios.


El Husky adulto- La fase de juventud termina con la culminación de la madurez sexual.


En este punto, el Husky desarrolla durante muchos años todas sus capacidades y necesita que le exijan un alto nivel físico y psíquico. El dinamismo, la curiosidad, el carácter juguetón, la disposición por aprender y el interés por su entorno son algunas de sus características más importantes. Quien haya mostrado todo su empeño por adiestrar a su perro durante el primer año, será ahora para el Husky el líder de la manada y un compañero convincente que merecerá todo sus respetos. Si quiere que su Husky se convierta en un perro de compañía, debería inscribirlo en un curso de adiestramiento específico. También puede adiestrar a su perro para el arrastre de trineos.



El Husky mantendrá de por vida su propia idiosincrasia, y en ningún caso se dejará maltratar por nadie. Por este motivo, el adiestramiento que aún se ve en algunos campos donde se pretende instruir al perro con dureza es inapropiado para los perros nórdicos. En estas condiciones el Husky no aprenderá nada, rechazará cualquier cooperación, se asustará y quizá adopte una actitud defensiva. Los buenos cursillos son aquéllos donde se trabaja con grupos reducidos (como mucho, de diez participantes), se adopta una actitud positiva sin que medie fuerza alguna y se mantiene una constancia inalterable.



El Husky mayor- Cuando un Husky se hace mayor, hay que saber también tratarlo. Un perro al que no se le hace trabajar lo suficiente y se le da de comer en exceso, envejecerá antes que otro al que se le dispensa el trato apropiado. Frecuentemente, algunos perros con edades de 10 o 12 años, aún tiran del trineo durante largos trayectos. Incluso pueden llegar hasta los 15 años de edad o más.

Si su perro envejece rápidamente con la edad, tenga en cuenta sus nuevas necesidades y adapte la alimentación a las exigencias de la edad (página 32). Tenga en cuenta que el afán por moverse disminuye, quizá debido a problemas reumáticos o de artrosis. Tendrá menor flexibilidad, caminará más despacio, se levantará con mayor dificultad y agradecerá tener un poco más de calor corporal.

© El husky siberiano